La policía dijo que mi padre había muerto por un
accidente y que ya podía cobrar la herencia. Aunque en realidad no era mi padre.
Él decidió elegir un niño huérfano y pagar su crianza; así que puso unas reglas:
yo podía tenerlo todo si nunca lo conocía hasta el día de su muerte. Le gustaba
estar completamente solo y nunca sabrá la verdad, que lo vi antes de morir,
un momento antes de ser asfixiado por un desconocido que llevaba su apellido.